04 octubre 2010

Atletas que no conocen de límites

El deporte y la tercera
edad: los beneficios
Son muchos los deportistas que superan los 50 años y siguen
dedicándose al deporte no sólo por pasión sino por su salud

(Por Rocío Anahí Galán) En los tiempos que corren resulta común escuchar historias de personas que mueren a muy temprana edad por problemas de salud que podrían haberse prevenido. Sin embargo, también se conocen muchos casos de personas cercanas a la tercera edad que, pasando la barrera de los 50 años, se encuentran en perfecto estado de salud gracias a la práctica constante del deporte. Dos ejemplos: Ángel Cortini, de 70 años, que practica ciclismo y Ricardo Manzo, de 72, quien es maratonista.

 Según profesionales del Hospital Italiano de Buenos Aires, quienes realizaron un informe para una página Web, los beneficios de realizar actividad física a esa edad, obviamente que con ciertos recaudos, son: control del peso corporal, disminución de la grasa corporal, aumento de la masa muscular, fuerza muscular, flexibilidad y densidad ósea, aumento del volumen sistólico, ventilación pulmonar, consumo máximo de oxígeno, disminución de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial y mejora del perfil de lípidos; existe también mejora del auto-concepto, auto-estima, imagen corporal y disminución del stress, ansiedad, insomnio, consumo de medicamentos y mejora de las funciones cognitivas y de la socialización. También, resaltaron algunos de los deportes que resultan más convenientes para las personas mayores, que son las actividades aeróbicas de bajo impacto, como bailar, nadar, caminar, gimnasia liviana o pedalear.
Ángel Cortini, comenzó a practicar ciclismo a los 16 años como una actividad más de recreación de la adolescencia. Con algunas interrupciones por el servicio militar o cuestiones de trabajo, siguió entrenando periódicamente. “Siempre me gustó andar en bicicleta, sobre todo porque los médicos lo recomiendan para la salud”, explicó el deportista, quien expresó que se encuentra en un estado muy saludable gracias a su rutina sana. Hoy tiene 72 años y ya se jubiló, por lo que dedica más tiempo a pedalear. “Por suerte me sigue dando el cuerpo –comentó-, incluso me sigo presentando en algunos torneos nacionales”. El hecho de tener la posibilidad de contar con el estado físico para someterse a las exigencias de una competición se lo adjudica a la conducta de entrenamientos que jamás ha abandonado. “Todos los domingos me voy a entrenar al costado de la ruta y si no voy es porque estoy en algún torneo”, relató.
Ricardo Manzo tiene 72 años y al contrario que Cortini, inició su camino en el deporte después de grande, a los 55, gracias a un amigo que lo convenció de comenzar a entrenarse para correr maratones. “Jamás tuve algún problema de salud, pero cuando empecé a correr enseguida me enganché y hasta empecé a cuidarme en las comidas”, contó. Su primer maratón fue en el “Viaducto de Avellaneda” organizada por la Asociación Cristiana. Tanto influyó el deporte en la vida de Manzo, que hoy rebalsan las estanterías de su casa con los 282 trofeos que ha cosechado a lo largo de 17 años de maratonista. “Ahora que soy jubilado y no tengo muchas cosas por hacer, me dedico a entrenar cuatro hora por día con otros corredores más jóvenes que yo”, relató.
Ambos coincidieron en que no manifiestan ninguna alteración en su salud gracias a que son constantes en las prácticas deportivas y regulares en la alimentación. Además de resaltar y valorar el apoyo de sus familias, quienes los acompañan a las competiciones a las que se presenta. “En unos días me voy a una maratón que se hace todos los años en Córdoba y ya me estoy preparando porque hay un tramo por montaña”, comentó Manzo.
Todos los médicos recomiendan la actividad física, según cada cuerpo, como una de los principales aspectos a tener en cuenta a la hora de contar con una buena salud. Es preferible tener una constancia deportiva desde pequeños, como Ángel Cortini, pero nunca es tarde para comenzar a preocuparse, como lo hizo Ricardo Manzo. Dos deportistas que a su edad, dan el ejemplo de vitalidad y voluntad.