“Si no hay pistas no hay
desarrollo de skate”
Paula Costales una de las pioneras de la práctica del deporte
en Rosario cree que se necesitan pistas para subir el nivel
(Por Juan Ignacio Muñoz) La arquitectura de la ciudad de Rosario ayuda a los skaters a imaginarse en cada esquina, escalera, cordón, bajadas para discapacitados, baranda una oportunidad para saltar o deslizarse con su amado skate. Lo único que le falta es el conjunto de todas estas cosas reunidas en un mismo lugar, donde se puedan juntarse y aglutinarse todas las formas de andar en skate posibles. En el año 2006 se aprobó mediante los presupuestos participativos una iniciativa que tenía como fin la realización de un skatepark. Hoy en el 2011 todavía los skaters siguen sin tener su lugar propio donde puedan realizar esta actividad extrema.
El sueño de todos los skaters de la ciudad es poder tener un skatepark para perfeccionarse. Año tras año se van sumando muchos más jóvenes a aprender esta disciplina extrema, que combina la perseverancia, la superación, la pasión con la adrenalina. Pero lamentablemente siguen sin tener el lugar fijo. De todas formas son ellos mismos los que se buscan los lugares para practicar. Uno de los preferidos es el Parque de España, que después del derrumbe se volvió a reabrir hace pocos meses, otro es el parque de 27 de Febrero y Maipú, uno de los sitios históricos. De todas maneras Big Jump, la escuela de Skate de Paula Costales, donde hay un medio tubo y una barra para deslizar, cerca del puente que nos une con Victoria, con una gran vista al río es un lugar único e inigualable en Rosario para andar en skate.
‑En Big Jump se puede ver que hay una gran variedad de personas tirándose en el medio tubo, mujeres y hombres muy chicos tanto como adultos. Era sorprendente ver que después de cada golpe se volvían a levantar e intentar de nuevo y el respeto de los turnos es lo más importante. En una primera impresión parece que a las mujeres les cuesta más que a los hombres, pero Paula afirma que “las mujeres son más perseverantes” Y tiró: “Las mujeres tienen más actitud que los hombres”.
“Me daba mucha vergüenza, tenía 16 años, era una de las pocas que andaba en skate, un día un amigo me llevó al colegio San José donde había un skatepark, que ahora desapareció, me ayudaron y arranqué”, contó Paula Costales una de las pioneras en Rosario en practicar esta disciplina, quien ahora tiene su propia escuela, donde enseña a chicos, grandes, mujeres y varones. Admite que enseñar es algo que lleva en sí misma, que no le cuesta y que nació para esto.
En cuanto al desarrollo de la disciplina en Rosario cree que es necesario que existan más pistas o el deseado sketpark. “Si no hay pistas no hay desarrollo de skate, tanto en el nivel como en la cantidad de gente que lo practique”, disparó. También reclama a las autoridades: “La municipalidad ya tendría que dar un lugar para que podamos practicar, desde el 2006 que salió el proyecto, pero todo quedó en la nada”.
Felipe Müller es otro de los pioneros en andar en skate en Rosario, y su vida gira en ronda a esta práctica extrema, ya que tiene su propia tienda para skaters. Sus principios fueron parecidos a los de Paula, arrancó en el skatepark que había en el colegio San Jose, pero cuando “transfirieron” al sacerdote que les permitía estar en ese lugar el proyecto seso y quedaron todos varados en la calle. Después del derrumbe del parque España se volvieron a quedar sin lugar. “Eramos diez sacando bancos de las plazas y llevándolos al playón para tener obstáculos”, cuenta Felipe de sus inicios con el skate.
En la calle, sin un lugar a donde poder andar en skate y para hacerse escuchar, los skaters realizaban “pateadas”, que arrancaban en la facultad de abogacía hasta el Palacio Municipal. “Llegamos a juntarnos hasta 400 chicos”, dijo Felipe demostrando la necesidad de una gran cantidad de personas que se movilizaban por un lugar donde poder estar y hacer lo que realmente les gusta. De esta manera pudieron ser escuchados y lograron que se aprobara el presupuesto participativo en el año 2006. “Ganamos el proyecto y el skatepark tenía fecha de terminación en el 2008, pero después dijeron que los fondos los tuvieron que usar para las inundaciones en Santa Fe y todo quedó en la nada”.
Así todos los skaters siguen dispersados y andando cada uno por su lado, en la calle. “Es muy difícil agruparnos, a mi me gustaría que entre todos los que andamos en skate pongamos unos mangos y armamos algo, pero es muy difícil”,se fastidia Müller.
Otra de las cuestiones que no se logran entender en la ciudad es los beneficios que genera la mayor difusión de esta actividad extrema. Si se generara una cultura, se armarían torneos, y se difundiera habría menos chicos en las calles, habría una intención ‑de agrupar a muchos chicos que ni siquiera conocen y generaría que personas de otros lugares vengan a Rosario a andar en skate. “Yo veo que otras ciudades como Pergamino, Mendoza o en Chaco hay skatepark y acá no y me da mucho bronca”.
De todas formas, Felipe cree que si bien el skatepark es necesario para juntarse y perfeccionarse, los skaters deben andar por las calles, y poder expresarse de esa manera, ya que ellos ven la ciudad desde una perspectiva distinta. “Los chicos que andan en bici ven una montaña, no sólo ven la montaña si no que piensan en saltarla con la bici, yo veo una escalera y digo guau como me gustaría saltar la escalera y a los pocos días voy y la salto”.
Este año nuevamente volvieron a ser escuchados por la Municipalidad de Rosario, y le presentaron un proyecto renovado del skatepark, realizado por dos estudiantes de arquitectura. “No sé si por las elecciones o porque pero nos escucharon y eso es positivo”, comentó el skater.
Sin dudas la ciudad de Rosario merece tener un skatepark, para que esta actividad se más difundida y aglutine a todos las personas que les gusta practicar y empezar a probar con nuevas actividades, perseverar y progresar, el skate puede ayudar y enseñar a que después de cada caída hay que volver a levantarse por más duro que sea el golpe.