27 septiembre 2010

Apellido tradicional en Duendes

RUGBY: TRADICION FAMILIAR
Boffelli y el amor a
la camiseta de Duendes
Simón y sus hermanos son parte del club donde heredó la cinta
de capitán del equipo de la mano de Camilo, su hermano mayor

(Por Agustín Brunswig) El rugby es uno de los deportes amateurs más famosos de la Argentina. Esto es lo que lo destaca como disciplina ya que los jugadores aquí lo practican simplemente por amor a la camiseta. Simón Boffelli es capitán del Club Duendes. Toda su vida jugó en el club donde lo llevó su padre, donde comparte equipo con su hermano Máximo y también donde heredó la capitanía del primer equipo de la mano de su hermano más grande, Camilo. Una historia con la tradición familiar de jugar con la ovalada.

- ¿Qué se siente heredar la capitanía por parte de tu hermano?
- Es muy lindo porque justo cuando Camilo era capitán se consiguieron títulos muy importantes como el del Nacional, el Interior 2003, 2004 y un par de torneos de litoral. Cuando se retiró se votó por su sucesor y salí elegido, lo cual fue maravillo. Me tocó jugar con mis dos hermanos. Y ahí aprendí a ser capitán de la mano de mi hermano. También juego con Máximo, mi otro hermano, que cuando yo deje tiene la posibilidad de agarrar la capitanía por lo que se termina transmitiendo como una monarquía (risas).
-¿Qué consejos recibiste por parte de tu hermano?
- No hubo una charla de “ahora el capitán sos vos” pero sí lo que traté de hacer fue recordar un poco y tomar toda la experiencia que viví con él y absorber lo mejor. Algunas cosas que no compartía o que se podían mejorar, traté de hacerlas. No sé si lo logré. Pero sí transmitir los mismos valores y los mismos principios de humildad. Pero todos somos distintos y cada uno lo desempeña a su manera.
- ¿Cuál fue el logro que más disfrutaste como capitán?
- Indudablemente el partido del año pasado ante Hindú. Ellos venían de ser campeones de la Urba por cuatro años consecutivos. Nosotros habíamos perdido el Litoral, ganamos el Interior. Ahí nos tocó ganar la semifinal contra el Casi y de ahí pasar a jugar la final contra Hindú que es un equipo súper reconocido y le ganaba por 40 puntos a todos. Haber jugado esa final y haber salido campeón para mí fue el triunfo más importante como capitán y como jugador.
Simón tuvo varias mudanzas en su vida debido al traslado de su padre por razones laborales. Una vez reinstalados en Rosario su padre lo llevó a Duendes donde comenzó su gran trayectoria en el rugby. “Cuando uno es chico los padres intentan que sus hijos traten de meterse en el deporte que ellos hicieron toda su vida y en base a eso agarrar los valores, en este caso del rugby”. Su desempeño en el club le valió varias citaciones en el seleccionado rosarino así como también la oportunidad de vestir la celeste y blanca.
- Hace varios años integrás la selección rosarina, ¿cómo se vive tanta continuidad?
- Hace ocho años que estoy en la selección rosarina, la empecé a vivir desde muy chico con todas las sensaciones que significa vivir ese nivel de tan joven. Lamentablemente nunca se me pudo dar salir campeón con Rosario. El año pasado llegamos a la final y tampoco pudimos salir victoriosos. Aún así es una experiencia muy linda de donde coseché muchas amistades, pero queda el sabor amargo de todavía no haber ganado ese título que es el último que me falta como jugador.
- ¿Y con Los Pumitas?
- También me tocó de muy chico también. En la categoría menores de 19 tuve la oportunidad de disputar el Mundial de Fira en Buenos Aires donde salimos campeones al ganarle a Francia en la final, una experiencia inmejorable. Además tuve la suerte de hacer unos test match con los Pumas en una giras en el 2003. Si bien no fui el jugador reconocido en los test match para mí es un recuerdo muy importante que va a durar toda la vida.
- ¿Por qué pensás que no se te dio volver?
- Es una cuestión de ver los agujeros en el puesto. Cuando yo estaba en la edad dorada que es entre los 21 y los 26 del jugador de rugby, había muy buenos tercera línea en Los Pumas. Asimismo tuve la oportunidad de irme a jugar afuera pero por cuestiones laborales me quedé acá. Eso te permite desarrollarte mucho como jugador físicamente por entrenamiento y profesionalismo, pero la verdad que me tendría que haber entrenado más con lo que habría desarrollado cualidad físicas mejores, pero bueno son elecciones y no me arrepiento de nada.
Como es de público conocimiento aquí en la Argentina no se puede vivir bien del Rugby. Simón apoya la idea de la profesionalización del deporte en el país pero admite que se perderán muchos valores característicos de la disciplina. “Es muy lindo defender una camiseta y jugar con tus amigos más allá de los intereses económicos. Hoy por hoy lo vemos en muchos deportes colectivos profesionales, donde el fútbol y el rugby, en otros lugares, no deja de ser un negocio. No digo que esté mal, pero sí que se pierde una gran cantidad de espíritu y filosofía del deporte por una cuestión económica”, confesó el capitán.
 Luego admitió que no tiene dudas que el rugby se a terminar profesionalizando en Argentina y no está en contra, lo apoya. “Habría que poner en la balanza qué va a ser lo mejor. Por un lado tenés el deporte amateur con el sacrificio y los valores que representa y por el otro el profesional donde quizás se logra un mejor nivel y tener una mejor estructura. No tengo dudas de que el rugby no pueda crecer sin la parte económica, estoy a favor de eso. Pero hay que reconocer que por una cosa se van a perder otras”, explicó Boffelli.
Sobre el cierre el jugador de Duendes admitió, entre cosas, que a pesar de lo que muchos digan, el clásico rival de su club es Jockey, porque con el correr de los años ambos armaron buenos equipos y siempre fueron los que mejor llegaban a las etapas decisivas. “Históricamente era Plaza pero es una rivalidad de los más grandes. Yo nunca, más que en inferiores, jugué contra ellos. No se genera rivalidad porque no los enfrentás. Sí Jockey, porque en la época del 90 había muy buenos equipos de Duendes y Jockey. Siempre salían campeón uno u otro y las diferencias con los demás eran muy grandes”, argumentó el jugador.
Simón no tiene dudas que seguirá ligado al club y al deporte que tanto le dio y tantas satisfacciones le trajo. Es una etapa de su vida que todavía no se terminó pero llegado el momento, él piensa que tiene mucho que agradecer y favores que devolver. Imagina una vida como entrenador o dirigente pero sí o sí ligado al deporte al que se involucró por tradición familiar.