06 septiembre 2010

Historia de guantes en Rosario

BOXEO EN SPORTIVO AMÉRICA
Volvió a los orígenes

(Por Matías Martínez) Con el paso de los años, la relación entre lugares e ideas es casi inevitable. La necesidad de tener un espacio físico como sistema de identificación parece ser una de las premisas fundamentales dentro de la sociedad. Ante cada palabra, cada idea, ante cada pensamiento, automáticamente, una imagen que lo represente se aparece en la cabeza y se va armando ese vínculo entre lo ideal y aquello tangible en lo que lo transformamos.
Como no es excepción, el deporte no trasciende estas barreras, y por el contrario, las maximiza. Al tiempo de que el rugby se ve identificado con Plaza Jewell, el fútbol vive y se mueve al compás de Newell´s y Central (y todas las locuras que ello implica), al tiempo que el Jockey Club disfruta de un auge de chicas con polleritas, palos y bochas, y al tiempo que Gimnasia y Esgrima de Rosario se jacta de ser el único en la ciudad de tener un torneo profesional de tenis, el boxeo vivió huérfano de padre durante algún tiempo. Sin embargo, hace unos meses se reencontró con ese lugar que lo identifica, que le da identidad dentro de la ciudad.

El 14 de mayo del 2010, el deporte de los guantes recuperó ese eslabón en el ADN que le faltaba. En una velada por el título santafesino, Pablo Barboza y Eduardo Monje le sacaban el polvo al ring de Sportivo América en una noche que significaba mucho más que un viernes de combate.
La gacetilla de prensa decía “vuelve el boxeo a Sportivo América”, sin embargo, el re-debut del club va más allá. “Sportivo América siempre fue sinónimo de boxeo. Ahí se organizaron muchas peleas, pasaron muchos boxeadores de la ciudad. Al que le gusta el deporte y no conoce Sportivo América le falta algo”, dice Mingo Benevento, periodista especializado en la materia con mil veladas en la espalda. Además, agrega para agrandar la leyenda: “Para los que alguna vez cubrimos boxeo es muy lindo saber que se hacen nuevamente peleas ahí. Uno se acostumbra y le gusta ir al mismo lugar después de tantos años”.
Con la ausencia de grandes boxeadores y algún que otro espectáculo en distintos escenarios de la ciudad, como el estadio cubierto de Newell´s, la actividad del deporte a nivel profesional en Rosario mermó en el último tiempo. Y justamente ahí, desde el punto de vista de los fanáticos, de los amantes del pugilismo, la historia tiene un nuevo capítulo desde mitad de mayo. “Es una alegría tener de nuevo peleas a la noche casi todos los fines de semana. Antes, a los que nos gustaba el box, no teníamos demasiado para ver, pero ahora, con la vuelta al club, no importa si es por un título nacional o santafesino o de lo que sea, va a haber peleas y eso es lo que nos gusta a todos”, cuenta Adalberto Flores, un viejo socio de Sportivo Amércica.
A unos meses de aquel re-debut, el deporte rosarino cuenta nuevamente con uno de los emblemas de los últimos tiempos. La organización, las dificultades económicas, habilitaciones de unos y otros, la falta de boxeadores que se tomen al deporte como una disciplina profesional y no como un arma de defensa, y un montón de cosas más son los distintos obstáculos que se van presentando ante cada iniciativa para armar una pelea. Sin embargo, poco importa ya, el primer paso está dado y, de aquí en más, todo lo que venga será un deja vu de momentos gloriosos de años pasados.
La pluma y el papel están listos para continuar con este nuevo capítulo en la historia del boxeo rosarino. Ese boxeo que tantas veces fue sinónimo de un club serio que hacía las veces de anfitrión, organizador y protagonista. La historia se retomó, y como casi todas las historias, parece tener un final feliz. Señores, el boxeo ha vuelto a Sportivo América. Y bienvenido sea.