06 septiembre 2010

Los niños y las artes marciales

SEGURIDAD Y DISCIPLINA
Un deporte distinto

(Por Ayelén Ares) El deporte es una filosofía de vida. Esto es lo que ofrecen las artes marciales, son particularmente formativos sobre el plano psicológico. Forman parte de las conductas deportivas que, a través del cuerpo, son también beneficiosas para el espíritu. Entre las ventajas que se encuentran en la práctica, está la mejora de las capacidades de autocontrol: ayudan a evaluar la situación y a reaccionar como es conveniente en la vida diaria. En este sentido, no son solamente un deporte sino una escuela de vida, una filosofía que ayuda al desarrollo del niño, se encargan de enseñar disciplina, escucha y respeto hacia las reglas y hacia el otro. “Las artes marciales son la mejor forma de educación”, asegura José Luis Cavalleri, profesor y director de Neisoo Do Rosario.

Esta actividad puede ser aconsejable tanto para niños indisciplinados o con dificultad para canalizar su energía como para los niños reservados y tímidos que podrán liberar sus tensiones y vencer sus miedos y su timidez. "La práctica de esta disciplina es una constante competencia con uno mismo y una lucha por superar las propias limitaciones, porque los objetivos y logros son personales. El esfuerzo de lograr ciertas metas le permite al pequeño tener conciencia de sus capacidades y experimentar logros importantes, que muchas veces mejoran su autoestima", afirma Cavalleri.
Al margen de que los métodos de enseñanza no pueden ser los mismos en diferentes edades, también debemos considerar que los ejercicios y el temario técnico deberían corresponder a la evolución de cada grupo. Esto es porque los niños no poseen la fuerza física que tiene un adulto, pero sí tienen una mente más abierta, lo cual es definitivamente una ventaja muy grande cuando alguien empieza a aprender un arte marcial nueva. En general, son más flexibles y aprenden más rápido, pero la capacidad de atención y concentración de un niño es mucho menor, por lo que es muy importante tener una clase variada, rítmica y divertida, con el objeto de captar constantemente la atención de los chicos que están practicando.
Héctor Gómez, árbitro y profesor de artes marciales, explica que “aquellos que alguna vez les enseñaron, saben que la metodología de una clase infantil no debería ser la misma que la de una clase para adultos”, y agrega: “Una buena estrategia para la enseñanza infantil es partir de los juegos. Eso hará que la clase sea mucho más divertida y dependerá de las habilidades del profesor el poder utilizar los juegos como una herramienta para que los niños aprendan”.
Estas técnicas que se utilizan en las clases especiales para niños hacen que esta actividad sea recomendada, ya que provoca un buen incentivo para la autodisciplina y por sobre todo el respeto a las personas mayores y a sus pares. De esta forma, los niños aprenden también técnicas de defensas personales y trabajan sus músculos, aprenden a respirar y a canalizar sus energías y a gastarlas.
Además, este deporte brinda a los niños buenas costumbres de comportamiento, alejándolos de los malos hábitos, dándoles seguridad en sí mismos y transformándolos en individuos útiles para la sociedad. También la práctica regular de las artes marciales los beneficiará desde el punto de vista del crecimiento y la salud, ya que es una gimnasia muy completa, que involucra todo el cuerpo y que sus movimientos están diseñados para no dañar al practicante.
Está claro que el arte marcial debe ser mucho más que patadas, puñetazos y proyecciones: el efecto positivo sobre el funcionamiento psicológico y psicosocial depende de la forma en la que se encuadran las técnicas. “Los niños entienden que la agresión nunca es apropiada, las artes marciales son defensivos en naturaleza —explica Cavalleri—. Aprenderán el resultado de la confianza en uno mismo, de saber que él no va a ser dañado”.
La columna más fuerte en la formación de los más chicos está basada en la filosofía de una ética y una autodisciplina, que se desarrolle desde la niñez un alto grado de autocontrol, asimilando la práctica como un gozo. Héctor Gómez afirma: “El programa está diseñado para mejorar las habilidades motoras del niño como también realzar su habilidad de prestar atención y seguir órdenes”.
Lo más importante y trascendente que les ofrece este deporte para el futuro de los chicos que lo practican, es una fuerte base para las cualidades esenciales del carácter, como cortesía, respeto y disciplina.