14 septiembre 2010

Pasión sin fecha de vencimiento

LUIS MARRAZZO, TENISTA
A pesar de los años

(Por Gonzalo Carrillo) No son muchas las historias sobre deportistas que siguen en actividad a pesar de estar en la ya denominada tercera edad. Sin dudas, algo que requiere de mucho más que una buena preparación física. Se debe tener una gran pasión por esa práctica que se sigue llevando a cabo más allá de los años. La búsqueda de la gloria debe quedar de lado para dejarle paso al sólo hecho de disfrutar. Esas son las claves de Luis Marrazzo, tenista de 73 años.
 A su edad, Marrazzo participa en los torneos senior organizados por la International Tenis Federation (ITF), llegando a ocupar el quinto puesto del ranking mundial en 2008. Disputa este tipo de torneos alrededor de todo el mundo, e incluso representó a la Argentina en el campeonato mundial por equipos de la categoría M70 (más de 70 años).
Pero el tenis es mucho más que sólo una actividad deportiva para Marrazo. Además de eso, cuenta con su propia casa de deportes, Marrazzo Sports, inaugurada en 1972 y donde se especializa en la venta de artículos para el tenis. Y también, ofrece su ayuda a un club de Villa Diego para que el tenis siga desarrollándose entre los más chicos.
Marrazo comenzó hace cinco años a disputar con mayor intensidad los torneos seniors que organiza ITF. Brasil, Paraguay, Chile, Perú, Italia, Turquía, Sudáfrica, Australia, son algunos de los países que el tenista pudo visitar con el tenis como excusa. A pesar de su edad, él no considera un obstáculo los años para su preparación para estos certámenes.
- ¿Cómo es su entrenamiento actual?
-Yo nunca hice entrenamiento físico o atlético que digamos. Lo que hago es jugar partidos dos o tres veces por semana. Y tratar de hacerlo con rivales más jóvenes, que te exijan.
- ¿Le sorprende seguir jugando a pesar de su edad?
- Seguir jugando es todo. Pero no es una cuestión de edad, sino de superación mental. No hace falta ser el número uno. El hecho de estar, compartir, ir con amigos por todo el mundo, compartir hoteles, comidas, prácticas… Eso es lo importante.
- ¿Cuál fue el torneo más importante que ganó?
- Hubo muchos. Recuerdo un campeonato Buenos Aires, en el club Náutico San Isidro, que era de Grado 1. También uno en Mar del Plata, en single y doble. Ese fue muy importante porque ese año gané 16 campeonatos sobre 20.
Sin embargo, los inicios de Marrazzo en el deporte no fueron fáciles. En el club Provincial, donde jugaba al tenis de mesa, fue donde recibió la invitación de un amigo para jugar en una cancha de tenis. Con su primera raqueta de madera, y con John McEnroe como referente, fue que se lanzó a la práctica.
- ¿Se jugaba mucho al tenis en esa época?
- La verdad que jugábamos cuando podíamos. Las personas más grandes no dejaban jugar a los chicos. Además en esa época no había profesores que te enseñaran a jugar, tenías que aprender solo.
- ¿Y cómo solucionaron ese tema?
- Era muy complicado. Pero jugábamos entre nosotros, o con gente grande inexperta, o mujeres. Nos juntábamos y nos manejábamos nosotros. Nos arreglábamos como podíamos. El deporte no era tan masivo, era muy elitista.
- ¿Cómo hiciste para aprender a jugar ante la falta de profesores?
- Tuve que aprender solo. Nadie me dijo cómo tenía que aprender ni nada. Sólo el interés en mejorar me llevó a tratar de perfeccionarme solo.
- ¿Tenían otro tipo de complicaciones además de esas?
- Sí, por ejemplo no se conseguían muchos elementos como zapatillas, pelotas, raquetas, cuerdas. Todo era importado, así que con poco dinero se complicaba poder practicar.
- Y a pesar de las complicaciones, ¿qué fue lo que lo motivó a seguir jugando?
- Lo mismo por lo que empecé, por entusiasmo. Era entrar a la cancha y jugar como aficionados, correr detrás de la pelota.
A pesar de los inconvenientes, Marrazzo nunca dudó en continuar. Su pasión por el tenis fue aumentando, y lo siguió practicando durante toda su vida. A los 18 años fue uno de los mejores junior del país. Pero las escasas chances para seguir avanzando como profesional no eran las mismas que ahora. Pero a pesar de eso, hoy la vida lo encuentra todavía como jugador y disputando torneos de alto nivel. El tenista hace un análisis de todo lo que ha significado este deporte para él.
- ¿Qué fue lo que más le gustó del tenis?
- El placer de jugar. Al ser individual se siente la sensación de una experiencia de superación cada día. Pero no superación de marcas de un torneo, sino superarse a sí mismo. Sentirse bien, mejor, seguro en una cancha de tenis.
- ¿Cómo definiría al tenis en su vida?
- Pienso que es una necesidad de la vida. Mucha gente hace el deporte por escapismo, yo lo hago por placer. No es lo más importante ganar, sino estar. Un amigo cuando brindamos juntos después de un torneo ganando o perdido siempre dice: “Brindamos porque nos tenemos”. Eso es lo valioso del deporte.
- ¿Qué es lo mejor que le ha dado el tenis?
- Sin ninguna duda lo mejor que me dio el tenis es amistad. Esos son los mejores recuerdos. El tenis hace amigos, me ha dado muchos amigos. Y es por eso que aun hoy sigo recibiendo invitaciones para ir a jugar a torneos por todas partes.
- ¿Cómo sigue su futuro en el tenis?
- Este año fui invitado por la Asociación Argentina de Tenis para disputar el campeonato mundial por equipos. Así que voy a estar jugando ahí. Y el año que viene me voy a preparar para ir a Italia y Austria, que no pude ir el año pasado. Voy a tratar de conocer el mundo mientras me dé el físico.
Pero además de entrenar, los viajes a torneos y manejar su negocio, Marrazo también dedica parte de su tiempo al Club Talleres de Villa Diego.
- ¿Cuál es su tarea en el club?
- Me encargo de la organización tenística del club. Trato de que los chicos puedan entrenarse bien. Que tengan profesor, organizar torneos, controlar las canchas. Sólo aporto mi granito de arena para que el tenis siga progresando.
Sin dudas, la historia de Marrazzo es un ejemplo de aquellas personas que no toman al deporte sólo para alcanzar el éxito. Su camino en el tenis no está marcado por los resultados y mucho menos por la cuestión de los años. Simplemente disfruta del hecho de seguir jugando el deporte que le gusta y de poder compartir esa pasión con todos los amigos que ha ido cosechando a lo largo de su carrera.
Y el mejor ejemplo de ello lo dio el propio Marrazzo. En su casa de deportes, a la hora de mencionar cuál era su trofeo más preciado, no eligió el de algún torneo ganado en el exterior. Tomó una placa que le había entregado un compañero en Rufino en el año 2004 que decía: “A Luis Marrazzo, un amigo que me ha dado el tenis”.