La igualdad apareció
y ellas van por más
Sin contrastes, entre hombres y mujeres, los entrenamientos
de basquet se asemejan y sólo cambia el nivel de exigencias
(Por Magalí Innecco) Un mismo deporte, dos puntos de vista en los que hombres y mujeres dedican parte de su tiempo a la actividad física. Por un lado, el básquet masculino que fue creciendo de tal manera hasta tener en la actualidad cuatro niveles de ascensos y descensos. Por el otro, el desarrollo de las mujeres en este entorno y los pocos equipos a nivel profesional que hay en Argentina. El entrenamiento para ambos géneros no posee grandes diferencias. La poca participación femenina en el deporte podría ser consecuencia de la poca difusión o la importancia que se le da a otras actividades como el hockey y voley.
En la mayoría de los clubes generalmente el básquet masculino se encuentra por encima de todo y no da lugar al femenino, y faltan los tiempos y los espacios para los entrenamientos. La trascendencia debe aumentar de alguna forma para que las grandes jugadoras que hay en el país puedan competir sin tener que viajar al exterior.
Tomando como referencia los entrenamientos en ambos géneros, el básquet lleva a quienes lo compiten a querer ser los mejores siempre. Por empezar, mentalizarse en la victoria siempre ayuda. El trabajo individual, en todo aspecto, debe mejorar día a día y la puntería en este deporte es primordial. Por tal motivo, el tiro al aro debe practicarse con frecuencia, ya sea a corta o larga distancia. A veces, la tarea de los entrenadores, es bastante cuestionada. Muchos parecen estar en desacuerdo con la forma de practicar y la continuidad de los mismos se hace dudosa en el cargo. Gustavo Mondolo, ex entrenador de básquet de la primera del Club Atlético Libertad aseguró que “el entrenamiento en este deporte no se diferencia, los trabajos diarios son los mismos tanto para hombres como para mujeres”, y agregó: “Debido a que el básquet masculino tiene más trascendencia o concurrencia a los hombres se los exige más, es otro nivel por llamarlo de algún modo, pero en sí mucho no se distingue del de las mujeres”. Conseguir que un chico o chica llegue a lo más alto en este deporte es una de las mejores metas que se pone un entrenador, dejando de lado las presiones que existan fuera de la cancha. El esfuerzo intenso marca la diferencia en el desarrollo del talento que está directamente relacionado con las horas de práctica efectiva.
Por otro lado, con 13 años Emilia Giustiniani declaró: “Desde muy chiquita juego al básquet. Disfruto de cada momento, estando sola en la cancha o con el equipo antes de jugar los partidos”. Con respecto a la exigencia que se les pide en cada ocasión la joven jugadora de Ben Hur contó que “practicamos mucho en la semana, hay entrenamientos que son bastantes duros, pero nos sirve mucho para manejarnos en la cancha”.
Los jugadores, tanto hombres como mujeres, deben tomar como principal la idea que pueden ser ganadores y mediante la energía y la voluntad que le desempeñen en cada partido dentro de la cancha lograrán su objetivo. Lucas Campa, jugador del Club Atlético Libertad afirmó que “para ser un buen jugador hay que ser bueno tirando y acertando al aro. Es demasiado importante perfeccionar el tiro, incluyendo tripes, tiros libres, de media distancia y debajo del aro”. Luego sumó: “Mejorar nuestra efectividad depende de nosotros, hay distintas formas de hacerlo pero la repetición es lo que más cuenta”.
Las formas de practicar no tienen demasiada diferencia. Esta claro que el básquet femenino no tiene el mismo auge que el masculino y por este motivo no posee la misma trascendencia. De todas formas, tanto las mujeres como los hombres disfrutan de la práctica de este deporte, tanto así que incluyen la actividad como algo primordial en sus vidas y siempre hay un lugar para pensar solamente en el básquet.