En Rosario también hay
básquetbol paralímpico
Newell’s Old Boys y Central Córdoba participan en la segunda
división de una disciplina que muy pocos conocen y entienden
(Por Mauro Calandria) El básquet sobre silla de ruedas es un deporte paralímpico, o sea, para deportistas con capacidades diferentes. En este caso, la gente con escasa o nula movilidad en sus piernas pueden disfrutar de un deporte popular, adaptado a sus condiciones. Newell’s Old Boys de Rosario tiene formado un equipo que juega en la segunda división de la Argentina, y sus jugadores tienen mucho para contar.
“Cuando uno lo ve parece sencillo, pero no es fácil de explicar el básquet adaptado”, aseguró Luis Priotti, quien fue jugador de básquet convencional y quien luego de un terrible accidente decidió seguir con su pasión. “Nosotros jugamos en la misma cancha que los demás, sólo que usamos silla de ruedas para movernos y por obvias razones lo que no se puede hacer es saltar, aunque algunos puedan, para equiparar condiciones”, explicó el deportista.
Otra diferencia entre la disciplina tradicional y la adaptada es el hándicap de equipo obligatorio. Esto quiere decir que en un partido de segunda división como los que juega Newell’s, no puede ser más de 15 en ningún momento del juego.
¿Cómo se mide? Según la movilidad de tronco que tenga cada jugador, se le asigna una clasificación que va desde 0.5 (mínima movilidad) a 4.5 (máxima movilidad permitida). Entonces se juega con esos valores para que la sumatoria de los participantes de cada conjunto no supere esa determinada medida.
Martín Miño Suárez es otro basquetbolista del plantel rojinegro y al respecto explicó: “Yo estoy categorizado como 2.0, por lo cual si yo juego, la suma del hándicap de mis compañeros no puede pasar de los 13, es matemática pura”. Los jueces de cada encuentro deben controlar esta variante permanentemente, ya que es lo que iguala las condiciones grupales.
En Argentina la regulación está a cargo de la Federación Argentina de Deportes Sobre Silla de Ruedas, que tiene a cargo otros deportes paralímpicos como el atletismo, natación, tiro, pesas y esgrima. El básquetbol tiene dos divisiones y Rosario tiene dos representantes en la segunda: Newell’s y Central Córdoba.
Fadesir recibe el reglamento proveniente de la Federación Internacional de Baloncesto en Silla de Ruedas, que se identifica como IWBF por sus siglas en inglés. Posteriormente lo aplica en cada encuentro, pero lo más destacable es el ingenio con el cual se adapta el deporte a la gente con capacidades diferentes.
Silvio Ramírez, árbitro de esta especialidad, detalló que por ejemplo “si en el básquet tradicional un jugador pisa la línea se considera que está fuera del campo de juego y pierde la posesión ahora al adaptarlo se utilizan las ruedas de la silla en lugar de los pies para constatar esa regla”. Por otro lado, aclaró que las medidas y las líneas del campo de juego son iguales y del mismo material, parqué de madera.
Miño Suárez, destacó que a la hora de un tiro libre, se pueden apoyar las ruedas pequeñas delanteras sobre la línea de lanzamiento, pero a su vez agregó: “La clave es la fuerza de los brazos, siempre, porque está prohibido saltar en la silla, algo que fue muy difícil para aprender en mi caso”.
Teniendo en cuenta esta regla, Ramírez argumentó: “No se puede saltar porque no todos pueden hacerlo. No sería justo y la ventaja que se obtiene se nota muchísimo”. Por otra parte, el réferi señaló: “Los jugadores se atan a sus asientos para que no se salgan en algún desafortunado caso de choque, por lo tanto si alguien logra burlar la reglamentación no va a sacar una enorme ventaja”.
Priotti, jugador que se destaca por ser uno de los que más puntos le entrega al club, considera que al estar atado a la silla puede perjudicar cualquier tipo de tiro si se intenta saltar al mismo tiempo. “Si salto y me trabo con las ataduras, el tiro no saldrá bien y es prácticamente imposible que sea efectivo. Por eso estoy de acuerdo con las leyes del juego y saco provecho de eso”, relató el basquetbolista.
Si bien el deporte es el mejor método de inclusión social que existe, todavía ocurren cosas que podrían ser evitables con muy poco esfuerzo. La asociación Sin Barreras ayuda a todo tipo de gente discapacitada para mejorar su vida cotidiana, y el básquet adaptado es una de las disciplinas incluidas.
“El aporte de algunas ONG, de familiares, amigos y de directivos de los clubes son los que hacen posible que estemos integrados dentro de una competencia deportiva, donde compartimos vivencias con gente en nuestras condiciones”, expresó Priotti, e inmediatamente Miño Suárez completó: “Sin dudas que la calidad de vida que nosotros tenemos es mucho más alta que la de gente que no hace deportes por el hecho de tener alguna discapacidad. Ojalá el pensamiento de la gente con problemas físicos irreversibles cambie y se acerque en masa para perder los miedos a pasarla bien, entre amigos”.