El óvalo de Rafaela,
un circuito con historia
En la Perla de Oeste se corrieron durante 49 años las 500
millas argentinas y, en los setenta, recibió a las 300 Indy
(Por Diego Pairola) La historia del automovilismo en Rafaela comienza a escribirse en los años 20 cuando todavía no era ciudad. Los gringos que habitaban las zona pudieron disfrutar de las 500 millas argentinas, competencia que se llevaba a cabo por caminos rurales y uniendo diferentes pueblos de la zona. Además, durante las primeras carreras organizadas por el Club Atlético Rafaela, gran cantidad de pilotos transitaron los caminos de la zona. Entre ellos se puede destacar Oberdán Piovano ganador de la primera competencia en 1919, Raúl Riganti ganador de las primeras 500 millas Argentinas que se corrieron en Rafaela en 1926. También se resalta la presencia de los hermanos Juan y Oscar Gálvez y Juan Manual Fangio. Pero la historia grande del automovilismo en Rafaela se empezaría a escribir en la década siguiente.
El año 1950 era muy especial para la vida de la ciudad, se cumplían 69 de su formación y los dirigentes de Atlético quisieron celebrarlo a lo grande. Y se propusieron traer a la Formula 1 a la Perla de Oeste. Tras varios intentos fallidos, el 24 de diciembre de 1950 tres autos Fórmula 1 formaron parte de las ya tradicionales 500 millas de Rafaela. Esta fue le primera y la única vez que autos de la máxima categoría corrieron en un circuito de tierra compactada.
Después de traer a la F1, el próximo paso sería la construcción de un autódromo propio. En enero de 1953 los dirigentes decidieron comprarle a la familia Ripamonti un terreno a cuatro kilómetros de la ciudad y allí se construyó el Autodromo Ciudad de Rafaela. Las grandes dimensiones del predio favorecieron al diseño de un óvalo de tierra con dos rectas de 1477,10 metros de largo unidas por dos curvones peraltados.
“No fue fácil comprar los terrenos, el club no contaba con el dinero suficiente, pero el fanatismo de los rafaelinos por los autos de carrera llevó a gran parte de la población a colaborar en la compra del predio”, contó Juan Bascolo presidente del club en aquellos años.
Luego de varios meses de trabajo el óvalo estuvo listo para su primera competencia: el 2 de agosto de 1953 los motores del Turismo Carretera pusieron primera y dejaron inaugurado el circuito. “La primera carrera en el óvalo fue una fiesta para toda a ciudad, no sólo los fanáticos de los fierros fueron al autódromo, toda Rafaela estaba ese domingo allá”, aseguró Ero Borgoño dirigente del club por aquellos años. Aquella primera competencia se quedaría en manos de Oscar Gálvez.
La actividad en el autódromo fue constante según cuentan los archivos de la época. Las carreras eran cada vez mas frecuentes ya que a las tradicionales 500 millas, se le sumaron actividad provincial y zonal. Por la cabeza de los dirigentes de Atlético empezaba a pasar la idea de pavimentar la pista. Así fue como en 1964, luego de 10 años de carreras, se decidió asfaltar el trazado rafaelino. Fueron dos años de un arduo trabajo los que llevaron cubrir los casi 4700 metros, y en la edición 28 de las 500 millas se inauguró el flamante trazado.” El ganador de la competencia fue Jorge Cupeiro”, comentó Juan Bascolo.
Después de pavimentar el autódromo ya nada les parecía imposible a los dirigentes Celestes. Fueron en busca de algo grande y se propusieron traer Indianápolis a Rafaela. Y lo lograron. Luego de varios meses de charla, dirigentes del United States Auto Club visitaron el autódromo. En la visita yanqui se ordenaron algunas remodelaciones y le pusieron fecha a la competencia: el domingo 28 de febrero de 1971se correrían las 300 Indy en Rafaela.
El espectáculo de la categoría estadounidense comenzó unos días antes de la largada. Con el arribo de los autos, primero, y después de los equipos la ciudad empezaba a vivir el acontecimiento deportivo que marcaría la historia de la región.
El día de la carrera la población local se trasladó hasta el autódromo. No sólo los rafaelinos se hicieron presentes; sino que gente de todo el país llegó al circuito ese día para vivir el hecho histórico. A las 15 del domingo 28 de febrero los autos encendieron sus motores y la fiesta fue completa. Luego de 50 vueltas de carrera, la bandera a cuadros cayó sobre Al Unser, quien conducía un Colt- Ford con turbo compresor y 700 caballos de fuerza. “Recién cuando vi la cola de autos que llegaba a 15 kilómetros me di cuenta de lo que realmente había sucedido en Rafaela”, confesó Ero Borgoño tras divisar la fila de vehículos que abandonaba el trazado más añejo que posee la provincia de Santa Fe.
En 1975 se terminaría la etapa más gloriosa del autódromo rafaelino. Ese año se corrieron las últimas 500 millas argentinas y con este hecho llegó a su fin la época de la mítica categoría en el óvalo. El fin de semana que debía correrse la última competencia la lluvia volvió a hacerse presente, por lo que la carrera se pospuso una semana. El domingo 16 de septiembre se corrieron las últimas 500 millas y el ganador de la competencia fue Luis Rubén Di Palma con un Torino. Con la victoria del Loco se terminaba una etapa y comenzaba otra. Era hora de las categorías más tecnológicas, las chicanas, la construcción de circuito numero 2, del cambio en el sentido de giro. Y con este último hecho ya casi nunca más se volvió a utilizar al clásico trazado del ovalo rafaelino, salvo para alguna eventual competencia de TC.