El básquet de mujeres
se impuso como el pilar
de un club de la ribera
(Por Gabriela Martin De Marco) Cuando Carlos Galindo, reunido en asamblea, fundó el Club Náutico Sportivo Avellaneda (CNSA) imaginó una institución ligada a los deportes náuticos, tal como su nombre lo expresa. Pero el paso del tiempo determinó que las actividades deportivas practicadas en el río no le darían el reconocimiento que hoy adquirió gracias al básquet.
En el año 1931 el básquet masculino se introdujo en la institución, y desde aquel entonces empezó a ganar adeptos. “El básquet femenino se integró dos años después al club. Un grupo de madres que llevaban a sus hijos a practicar baloncesto le plantearon a la dirigencia la idea de conformar una comisión de básquet femenino, ya que comentaban que sus hijas tenían como diversión jugar con los balones a la par de los varones”, comentó Jorge Omar Leguizamón, actual presidente de la entidad de zona norte.
Tal como se esperaba, Luisa Marchi, madre fundadora de la comisión, comentó: “En menos de un mes contábamos con más de cien futuras jugadoras, fue increíble la convocatoria que tuvimos, sinceramente creíamos que iban a jugar únicamente nuestras hijas”. El gran número de aficionadas por el baloncesto de damas hizo que en 1935 el CNSA se adhiera a la Federación Santafesina de Básquet Femenino.
El número de jugadoras incrementó año a año, y el básquet femenino se convirtió en uno de los focos de atracción de socios para el club. Si bien las divisiones masculinas convocaban (y convocan) la mayor cantidad de societarios, ambos le dieron mayor difusión y reconocimiento a la institución.
No obstante, la disputa por ver quién era más influyente en la entidad llegó al seno de las subcomisiones, y empezó la disputa. Una puja que lastimosamente terminó con la disolución de un deporte. Al respecto, Sandra Pelandra, presidenta de la subcomisión femenina, explicó: “Se terminó con una actividad que con el tiempo pasó de ser una diversión de chicas a una pasión multitudinaria”.
“La decisión la tomaron personas que en aquel entonces estaban dentro de la comisión directiva y a las cuales le resultó mucho más fácil decir que la divisional de mayores debía disolverse por el exceso de jugadoras, como el caso de las hermanas Cindy y Gretel Domínguez, que asumir cuál era en verdad el trasfondo de la cuestión”, contó Guillermina Arcari, jugadora del sub21 del club, quien admite estar muy molesta con la dirigencia actual.
Sin embargo, las mismas hermanas Domínguez no tuvieron prejuicios para contar cuál había sido el desencadenante que originó la descomposición de la Primera del CNSA. “Ellos trataron de excusarse con nuestra ida y la de otras jugadoras, inclusive la de nuestro técnico, Mariano Marti. Pero el problema venía por una interna entre ambas comisiones, es decir la masculina y la femenina. El conflicto mayor se produjo cuando el club comenzó a pagar viáticos a dicho deporte y el presidente de los hombres argumentó ante Leguizamón que el básquet masculino tenía mayor importancia que el trabajo que nosotras, como jugadoras de la institución, veníamos realizando día a día. Por lo tanto argumentaron y decidieron que ellos debían recibir mayores sumas de dinero”, explicó Cindy Domínguez. “Sinceramente sentimos, junto con los dirigentes de nuestra comisión, que nos estaban tomando el pelo y que no se trataba de una cuestión de ver quién conseguía mejores viáticos, sino que lo que importaba era sumar para el club. Por consiguiente, se decidió que el ciclo de las categorías mayores tenía que terminar, y así fue. Verdaderamente es una lástima”, concluyó Gretel Domínguez.
Pero el tiempo le dio la razón a este grupo de mujeres aficionadas por jugar un deporte que, tal como ellas mismas se encargaron de demostrar, no es sólo cosa de hombres. A fines del 2010 el club notó un claro déficit, y encontró como principal causante a la partida del básquet femenino. A pesar de que las divisiones inferiores continuaron con la actividad, muchas jugadoras que recién se iniciaban en el club decidieron irse a otras instituciones donde se les podía brindar un futuro deportivo. En tanto, quienes estaban interesadas en desarrollar este deporte descartaban la posibilidad de realizarlo en el CNSA por dicho motivo. Entonces la actual dirigencia debió replantearse la idea de sumar nuevamente al baloncesto de mujeres.
Teniendo en cuenta que dicho deporte cosechó más de nueve campeonatos locales, de los cuales cuatro fueron obtenidos por la primera división, se decidió convocar a la ex presidenta de la comisión y sentarse a dialogar. “Básicamente se trató de una reunión donde ambos nos planteamos los objetivos. Nosotros aceptamos volver al club pero pusimos condiciones. Una de ellas fue que se permitiera el rempadronamiento de las jugadoras que habían emigrado a otros clubes, eso nos ayudaría a poder conformar la primera división”, dijo Pelandra. Además expresó que el hecho de haber sido llamados por la dirigencia los hizo saber que “las cosas las habían hecho bien” y que por fin tenían el reconomiento que siempre buscaron.
Sin dudas, dicho acontecimiento marcó un punto de partida en el Club Náutico Sportivo Avellaneda. Por primera vez, como lo admitió la presidenta de la comisión de baloncesto femenino, el básquet de mujeres tiene el reconocimiento merecido y demostró que hoy es uno de los pilares que sostiene a una institución que nació con miras al este.