Nace nueva promesa de
vóley playero nacional
Mateo Iwanowski tiene 18 años y junto a Andrés Rouzic formó
la primera pareja argentina que jugó en un mundial de menores
(Por Mauro Calandria) El rosarino Mateo Iwanowski integró la primera pareja argentina en un Campeonato Mundial Juniors de vóley de playa, junto al santafesino Andrés Rouzic, y lograron hacer un muy buen papel ante países con más tradición y con mejor preparación para la disciplina. El joven de 18 años vivió una experiencia inolvidable en Umag, Croacia, donde le ganaron a los locales. Como si fuera poco, uno de sus preparadores es el ex campeón mundial Martín Conde.
– ¿Participar en un mundial fue algo que tenías en mente?
– Sí, desde chiquito me interesó el vóley playero viendo un mundial por televisión, viendo al gran Martín Conde, y me fascinó por sobre otros deportes más populares y de mayor trascendencia. Cuando empecé a practicarlo me resultó sencillo y divertido, lo que me impulsó a prepararme para competir en el máximo nivel. Lo más increíble es que le ganamos a los croatas, que eran los locales, y pasamos la primera ronda. Jugar un mundial lo tenía en mente, y ahora que lo hice no se me va a borrar más.
– Conde es un ídolo para vos y para el deporte argentino, ¿cómo es tenerlo como entrenador?
– Es algo indescriptible para alguien que no siente este deporte como yo, pero vendría a ser como que te entrene Diego Maradona. Cualquier cosa que te pide la hacés, no importa lo que sea, porque tengo una confianza ciega hacia él, y también con el coordinador nacional Pablo Bernardi. Son dos personas increíbles y Conde es un ejemplo al que debemos seguir todos.
- ¿Cómo te llevás con tu compañero Rouzic?
– De maravillas, tenemos una coordinación que ni él ni yo podemos lograr con otro jugador. Esa fue la clave para que lleguemos a participar del mundial juvenil hace unos meses. Me encantaría poder seguir representando a mi país junto a él, además porque somos de la misma provincia y eso nos une un poquito más.
– Hoy en día Argentina está mejorando en todos los niveles de este deporte. ¿Notás que la gente tiene una mayor cultura hacia ustedes?
- En Argentina no creo que haya cultura de beach volley, ni siquiera en la época de Martín. Hoy casi nadie lo recuerda, salvo los marplatenses porque es de allá, y nosotros, los que practicamos esto gracias a él. Es más, hasta hace poco nadie sabía nada del vóley tradicional siquiera, pero los éxitos de la celeste y blanca hacen que la gente empiece a verlos de otra manera. Poco a poco se está notando en la gente mucho más interés.
– ¿Cómo compartís el deporte con tu vida diaria?
– No es para nada fácil, yo recién cumplí 18 años y voy a la escuela. Imaginate que a veces tengo que entrenar en Mar del Plata con Conde algún día de semana y tengo que faltar. Por suerte los profes lo entienden y no me miran mal, solamente me dan más tarea para hacer en casa. Creo que todas las cosas buenas tienen sus sacrificios. Viajar para jugar torneos en el exterior es lindo, pero eso implica alejarse de los seres queridos. Sinceramente, no quiero que toda mi vida sea así, pero esto cuando sea grande no lo voy a poder hacer, así que aprovecho y disfruto.
– Ahora que ya jugaste un mundial juvenil, integrás el ránking nacional de mayores… ¿Cuál es tu próximo paso?
– La verdad es que no sé hasta dónde voy a llegar, pero mi meta siempre es mejorar. A veces es difícil pensar en dar otro paso porque no es un empleo, no recibo un sueldo por hacer esto. Me encantaría destacarme a nivel nacional, pero todo tiene su precio. Los esfuerzos hay que hacerlos, pero no por eso hay que descuidar otros factores importantes en la vida como son el estudio, el trabajo y la familia. Cuando vayan pasando los años, no jugaré si no tengo esos tres aspectos en buen estado. Diferente sería si el día de mañana esto se hace profesional. Ahí cambiaría mis dichos.